22 sept 2017

EL bibliotecario como escucha

Por: Rubén Gonzalo Cabral


Querido amigo bibliotecario, tal vez las palabras que aquí leas te resulten familiares, tal vez te recuerden algún momento vivido, o quizás reflejen alguna situación de las muchas que ocurren en la biblioteca…

Los Usuarios y la biblioteca: La misión principal del bibliotecario, como sabemos, es atender las necesidades de nuestros usuarios. Desde búsquedas bibliográficas, como prioridades principales, hasta el préstamo de un bolígrafo, son cuestiones que motivan las visitas de nuestros invitados en la biblioteca. Es quizás por este segundo punto, menos formal (o tal vez no), que nuestro lector comienza acercarse más informalmente. Un simple gesto amable, como una sonrisa, tal vez un simple saludo, o un buen deseo como los que decimos siempre: “mucha suerte”, “éxitos en tu examen” “que tengas un buen descanso” o inclusive “buen fin de semana”, generan un impacto a veces, al que no están acostumbrado en otras instituciones de servicio.

Es quizás en esta convicción, donde se denotan una de las tantas habilidades que Litton(1973) decía que todo bibliotecario debía adquirir: “el profesional necesita un temperamento que ninguna escuela es capaz de dar, una devoción a la ciencia, una voluntad y una vocación para el trabajo que ningún diploma puede remplazar” (p. 17). 

Como profesionales, sabemos que no nos limitamos al proceso técnico, a la atención al público, o a la conservación del material, siempre hay algo más. Ese algo más, podríamos decir que tiene su origen en las relaciones humanas, en esa capacidad de saber relacionarnos con los demás, y de adquirir muchas veces empatía por ese usuario que nos necesita, y no solo para resolver una búsqueda de información.

Seguramente más de una vez, nos hemos enterado sin preguntar de algunas cuestiones como:
• Los familiares del usuario (cuándo la mamá está de viaje, cuando le cocina algo rico, o cuando recibe regaños por el desastre en su departamento).

• Las relaciones de pareja (cómo se conocieron, por qué se pelearon, casaron, separaron o volvieron a junta)

• O inclusive otros aspectos de la vida diaria del usuario (por qué se viste de esa forma, por qué le gustan las flores rosas, los caramelos de menta o tantos otros ejemplos que tal vez no terminaría de escribir en estos renglones).

Al leer estas líneas, posiblemente recordaste alguna anécdota de un usuario de la biblioteca. Tal vez son otras las situaciones, y menos alegres las que te tocó vivir: la muerte de alguien querido, la falta de comida en la mesa de casa, los maltratos recibidos por los compañeros en la escuela…


Es ahí que estamos de una forma distinta para el usuario, no brindando un servicio, sino ofreciendo nuestros oídos para compartir alegrías y tristezas con nuestros lectores, momentos, que recordamos y recordaremos siempre, pero que también han formado parte de nuestro quehacer en la biblioteca.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Me encantó este artículo! Siempre me pareció importante desplegar esa empatía con el otro, en una forma de hacer de la Biblioteca un entorno agradable y humano, no sólo para brindar un servicio de información sino también para escuchar y acercarse al prójimo. En una sociedad en donde la comunicación y el interés por los demás están dejados de lado, es fundamental rescatar gestos simples y cotidianos como un saludo amable, una sonrisa, un trato respetuoso, un comentario de apoyo... en fin.

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