22 ago 2016

El libro perdido (cuento)

Por: Marcelo Birmajer



–Perder un libro para mí es distinto que perder cualquier otra cosa– me dijo mi amigo Max–. No me refiero a no encontrarlo en la biblioteca, sino a que pasa por tus manos, y de pronto desaparece. En este caso, la antología de Bécquer donde leí por primera vez Volverán las oscuras golondrinas. La verdad es que nunca le había prestado atención al primer verso, donde asegura que volverán. Sospecho que la mayoría de las golondrinas van a volver, nunca lo había tomado en cuenta. Porque el verso extraordinario es el que aclara que aquellas que aprendieron nuestros nombres, ésas, no volverán. Y ese verso genial opaca a todos los demás.

–Paco Ibañez le encontró la música perfecta –agregué–. Cuando lo canta, parece que lo hubieran compuesto juntos.

–Ese libro llegó por primera vez a la casa que compartí con Carolina. Cuando nos fuimos a vivir juntos, les pusimos nuestros nombres a varios libros, arriba del índice en la antología de Bécquer, pero al poco tiempo interrumpimos el rito: ella descubrió que, si nos separábamos, no podríamos dividirlos. Dos años después me dio el olivo y anoté el número del flete de la mudanza en la última página de la antología. Me mudé. Armé mi nueva biblioteca. Viajé por el mundo: arreglar computadoras es un pasaporte universal. Regresé. Conocí a Fabiana, me casé, tuve hijos, me separé. El otro día estaba buscando Los seis problemas para don Isidro Parodi, de Bustos Domecq, cuando cayó en mis manos, ajado, polvoriento, el libro de Bécquer. Apenas lo abrí, y noté que nunca había leído otro poema de la antología. No sé si por falta de interés, o por temor a la melancolía. El asunto es que no encontré el de Borges y Bioy, y me dejé a mano el de Bécquer para leerlo en la semana, o el siguiente mes. Cuando quise retomarlo, ya no estaba. ¿Cómo buscás un libro perdido, dentro de tu propia casa? A diferencia del de Parodi, el de Bécquer sabía que nunca lo había sacado de casa. No se lo había prestado a nadie. ¡Estaba ahí! Considero a los libros perdidos como presas de caza: miro para otro lado, hago de cuenta que estoy buscando otra cosa, los engaño con mi desinterés para atraparlos cuando se descuiden. Lo busco como Seymour le recomienda a su hermano menor en Levantad carpinteros la viga del tejado: sin apuntar demasiado. Busco otros libros. Me compré de nuevo los Seis Problemas, aunque no me repongo de la pérdida de mi edición original. Pero el libro de Bécquer era como esos recuerdos que rozan la memoria y se escapan, como algo muy importante que estás a punto de decir, y se te esfuma contra el paladar. Una estocada de la memoria contra el alma. Un secreto que tu cerebro te oculta, como un enemigo íntimo. Una madrugada estaba buscándolo, con la escalera, en un rincón remoto, imposible, sólo tentando al azar, ¿quién podría haber llevado el libro hasta esas alturas de mi biblioteca, una pterodáctilo mientras yo dormía? La mujer más alta con la que me había acostado desde que lo había perdido, no hubiera llegado allí ni con la escalera. Cuando de pronto sonó el teléfono fijo. ¿Quién y por qué podría llamarme a esa hora? Decidí seguir buscando el libro. En el contestador, escuché una voz femenina. Dudé, hasta que me dijo que era Carolina. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Veinte años? Estaba por Buenos Aires, y me quería ver. Cortó. Me tuve que sostener fuerte del estante, y luego bajé con mucho cuidado. Volví a escuchar el mensaje y me quedé pensando. Entre dos guías de teléfono, en un mueble que no usaba desde que lo compré, estaba el libro de Bécquer. Las guías de teléfono tampoco las había usado. Abrí el libro por el final, y volví a ver el número del flete que había anotado en tinta negra. Y luego fui al índice, a buscar un poema que no fuera el de las golondrinas. Borré el mensaje que me había dejado Carolina en el contestador.

Los nombres que yo le había puesto al libro, ya no estaban. Literalmente, no estaban.



Fuente bibliográfica
BIRMAJER, M., [sin fecha]. El libro perdido. Clarin.com [en línea]. [Consulta: 23 agosto 2016]. Disponible en: http://www.clarin.com/ciudades/libro-perdido_0_1622237881.html. 

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