28 feb 2013

¿Permitiremos que se queme de nuevo la Biblioteca de Alejandría?


Que estamos en crisis, lejos de ver brotes verdes, no lo puede negar nadie. Que la ciencia, innovación y comunicación social de dicha ciencia es, o debería ser, el motor que saque a nuestro país de dicha crisis, aunque otra realidad incuestionable, no parece calar hondo en nuestros Administradores… Vaya por delante el siguiente y elegante texto al respecto escrito por un erudito comunicador (que lógicamente no soy yo, claro…).


“En el aniversario del nacimiento de Carl Sagan quiero recordar a esta persona que abrió las puertas de las universidades y los centros de investigación para que todo el mundo compartiera algo que define al ser humano: la curiosidad, la insaciable sed de conocer.
Lo que más le asustaba fue el fanatismo que anula cualquier entendimiento y razonamiento, un fanatismo como el que destruyó la Biblioteca de Alejandría, ese último reducto de la sabiduría del Mundo Antiguo. La inhibición de los poderes públicos y desconocimiento de la población del verdadero tesoro cultural que albergaba sus muros, permitió que una turba de seguidores del obispo Cirilo asesinaran de forma despiadada a Hipatia, la última representante de la brillante Escuela Alejandrina. Su muerte sumió a Occidente en mil años de oscuridad. Como tantas veces a lo largo de la historia, el silencio de la población fue el mejor aliado de los fanáticos para imponer su voluntad.


Hipatia de Alejandría
Hipatia de Alejandría
Carl Sagan, astrónomo como Hipatia, y científico de la NASA; le preocupaba la poca repercusión que en los medios de comunicación tenían el desarrollo de las sondas para explorar y conocer a nuestros planetas vecinos. Él estaba convencido que toda esta aventura espacial debería ser de gran interés para cualquier persona, solo requería hacérselo llegar de forma adecuada y atractiva.
Para que la tragedia de Hipatia y el fin de la Biblioteca de Alejandría no se repitiera de nuevo, escribió libros y produjo la mítica serie “COSMOS”, todo un referente que aún se mantiene vivo y que marcó a una generación de investigadores y amantes de la Ciencia.
En momentos de penurias económicas es puerilmente fácil reducir el presupuesto para cienciae investigación, por eso resulta especialmente alentador recordar la figura Carl Sagan. El futuro de cualquier país está en su potencial humano de investigación y desarrollo. No nos confundamos, nuestro futuro depende de ello. Hay muchas formas de quemar la Biblioteca de Alejandría, una de ellas es dejar que sus paredes se caigan y los investigadores, que hemos pagado su formación huyan al extranjero y den sus frutos en tierras extrañas, mientras que los que quedamos en el país nos hundimos en la miseria.
Fuente: http://www.madrimasd.org/blogs/biocienciatecnologia/2012/11/27/132596

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