23 mar 2011

Ficción 2.0: El futuro de la creación


Desde aquellos tiempos remotos, la creación siempre estuvo presente. A través de palabras e imágenes –o ambas, en perfecta conjunción–; hasta incorporar, mucho después, elementos multimedia que innovaron en su concepción a las nuevas generaciones. El nacimiento de Internet y sus nuevas interfaces –desde sitios Web, redes sociales al microblogging–, ha dado lugar a una nueva creatividad en tiempo real: la del 2.0.


Alexis tiene 17 años. Si bien sus padres le incentivaban a la lectura acercándole a libros de cuentos durante sus primeros años de infancia, nunca disfrutó de las lecturas recomendadas en las clases de Literatura.

Exceptuando su interés por los cómics y revistas de videojuegos; no volvió a tomar un libro de ficción por voluntad propia. “No me interesa”, se sincera. 

Sin embargo, a meses de tener acceso a una conexión de Internet, comenzó a manifestar cierto interés en las nuevas plataformas que le ofrecen las distintas redes sociales para acceder a ese tipo de escritura a la que puede anteponérsele siempre el prefijo “micro”: microcuentos, microrelatos o micropoesías, a veces acompañados de secuencias de video que le imponen valoración.

¿Será ese, tal vez, el rumbo a seguir ante una nueva generación de lectoescritores? 

La Red de Redes no descansa. Se impone la vorágine del minuto a minuto y el tiempo real, en donde cada uno (o ninguno) es dueño de su texto, de su mentira y de su verdad. Con la aparición del blog, primero, y del microblog después, la “falta de espacios” de la que hablaban los aguerridos escritores que nos precedieron, no volverá a ser excusa para la no creación. 

En la escritura desde la Web, la autorreferencia en primera persona –aunque no imposible– es, digamos, inevitable; idea que contradice a lo que enunciara en su célebre “Arte Poética”el maestro Borges: “Quizá sea mejor que el poeta no tenga nombre”. Concepto que tampoco coadyuva a dicho nicho, atendiendo a ese aspecto que denota la web en cuanto a la dificultad de personalización y la cada vez mayor facilidad para el anonimato.

Versos, cuentos, relatos. Cortometrajes, animaciones, canciones. Literatura, cine, televisión. Ya poco importa su nominación. Hoy solo importa crear.

Motivados por una conversa –también 2.0, por supuesto–, decidimos contactar con una voz autorizada. A través de un tímido DM (Direct Message: mensaje directo a través de la red social de microblog, Twitter) accedimos a un intercambio de ideas con José Ignacio Valenzuela (o, simplemente, “Chascas”), destacado escritor y guionista chileno.


Con sus 38 años, ha escrito éxitos para televisión en Chile, Puerto Rico, México y Estados Unidos, contando además con más de seis largometrajes como guionista y diversas novelas editadas internacionalmente.


"Honorette", comedia creada especialmente para Internet.
Por estos días el autor –mano a mano con el español Julián Quintanilla– acaba de lanzar un adelanto de una serie de capítulos de cinco minutos en clave de comedia escrita exclusivamente para la Web.
Se trata de “Commeres” (Chismosas, en francés), una historia que narra las aventuras de Honorette, una bibliotecaria francesa que se dedica a grabar a chismosas con una cámara oculta, para después subir los videos a su página web, y desarrollar su gran proyecto: “La Enciclopedia Universal del Chisme”.
 
“La idea surge de la necesidad de hacer una comedia irreverente, ácida y a la vez muy humana; que pudiéramos producir y compartir con todo el mundo de manera sencilla y con una inmediatez máxima. Y porque siempre nos hemos preguntado de dónde nace en el hombre ese interés irracional por el chisme y todos sus derivados. Y con Julián Quintanilla (el co-guionista y director) tenemos una teoría: cada vez que hablamos mal de alguien, en el fondo estamos construyendo una mejor imagen de nosotros mismos”.

Por eso Valenzuela teoriza al chisme como un acto tan humano, como transversal y universal. Los pasos que le esperan al proyecto serán difundir el trailer inicial, aguardando la reacción del público para una colaboración efectiva en la misma producción. 

Tal es la inmediatez e interactividad creador-receptor, que la apuesta del proyecto gira en torno al aporte económico de los usuarios. Ingresando a través de este link, los cibernautas podrán aportar económicamente al proyecto y convertirse –a la par de espectadores- en los mismos inversionistas. “Eso lo permite la web: acerca de manera instantánea al artista con el público”, señala el autor.

En cuanto a la escritura en el mundo del 2.0, su visión es clara. Para el Chascas la ficción vive y sobrevive echando mano al cruce entre formatos para sobrevivir“Ya no se concibe –o al menos yo no lo hago- la pureza de los formatos. La ficción televisiva se nutre cada vez más del cine para reinventarse; el cine se refugia en la literatura; el teatro de lo audiovisual. La ficción, que se vio amenazada por el concepto de la realidad y sus realities, supo arremeter con temas antes vedados para la TV. Reemplazó los clásicos villanos de antaño por circunstancias sociales y de ese modo renovó sus temáticas para las nuevas generaciones”.

Atendiendo a su vasta experiencia en la escritura de ficción, el escritor santiagueño diferencia el proceso creativo destinado para televisión y para Internet, principalmente, por la segmentación“La televisión siempre aspira a la totalidad, a incluir a las diferentes generaciones frente a la pantalla. El Internet no: el público es específico. El target limitado”.Además destaca que la escritura para Internet no tiene por qué ser inclusiva y políticamente correcta, a diferencia de la escritura para la televisión. "En la Web se puede ser mucho más trasgresor, hiriente, provocativo”, enfatiza.


Chascas Valenzuela - Fotografía: Martirene Alcantara.
Rescatando su faceta de escritor (su última novela, La Mujer Infinita, fue publicada en 2010), retomamos el concepto de la literatura creada a partir del fenómeno de los 140 caracteres.

Esta nueva estructura de microrelato le parece por demás interesante, “porque de alguna manera tiene a todo el mundo escribiendo en titulares. Yescribir en titulares obliga a la síntesis, que es la máxima aspiración de un escritor: decir mucho con pocas palabras”.

Es aquí donde surge el concepto principal de la nueva era del 2.0; en donde ya no importa solamente crear, sino además compartir“De alguna manera el concepto del “retuiteo” (forma de compartir una frase o “tweet” con los diferentes “seguidores”; y estos, a su vez, con sus distintos seguidores) me recuerda el ejercicio literario de los cadáveres exquisitos, que consistían en que un poeta escribía el primer verso de un poema que continuaba otro, y otro, y otro escritor. De esa manera se daba origen a un ejercicio colectivo que buscaba la coherencia dentro de la diversidad. La literatura de los 140 caracteres me recuerda esa estética y, por lo mismo, puede alcanzar grandes vuelos”.

Habiendo trabajado en diferentes plataformas que rodea al oficio de la escritura para el audiovisual, Valenzuela se siente principalmente atraído por los bajos costos que representa trabajar en un producto destinado a la Web –más aún considerando los presupuestos televisivos– y la inmediatez a la que se puede someter al producto.

“La condición 'viral' del Internet nos convierte a todos los cibernautas en posibles publicistas de lo que nos gusta”, sentencia el escritor que –aun instalado en la industria de la ficción– hoy divisa en la Red el presente y el futuro.


Poco sabemos de lo que pueda ocurrir. Acaso podemos imaginar y, con escasas premisas, intentar deducir que la creación seguirá adaptándose a la velocidad de los clics que dejarán fluir a personajes, conflictos, situaciones, versos, videos o esbozos que –ya lejos de quedar encajonados– seguirán su rumbo como un ave en pleno vuelo.

El futuro de la creación: vaya incertidumbre


Si tuviéramos el poder de predecir el futuro y lograr adivinar lo que más cautivará al lector dentro de unos 50 años, ¿con qué imagen nos gustaría encontrarnos? Fue lo que le planteamos a Valenzuela.

“Me encantaría descubrir que, en 50 años más, los clásicos siguen siendo lo más efectivo para hablar del ser humano, de sus problemáticas, sus miedos, aspiraciones y esperanzas. No creo en la reinvención de la rueda: creo, eso sí, en la originalidad para presentar lo ya inventado, dándole una nueva vida y un nuevo punto de vista. Descubrir cómo se contará 'La Odisea', para que siga siendo un pilar fundamental de la narrativa, en 50 años más, será un gran ejercicio que me gustará hacer”.




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