13 ago 2009

Papá, yo te explico



Nacen en un mundo cada vez más informatizado, desafiando los viejos paradigmas de aprendizaje. ¿Cómo educamos a los nativos digitales?

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1159352



Me asombra que mi hija no sepa todavía escribir bien, pero encuentre todos los videos y jueguitos que le interesan por Internet". Eso dice Fabiana Durán (42, abogada), mamá de Matías (8) y de Camila (6 recién cumplidos). Es una mamá como tantas otras, sorprendida por el comportamiento de sus hijos, y también dispuesta a acompañarlos en su crecimiento. Todo un desafío en esta era...y en tiempos jaqueados por la gripe A.

De un día para el otro, se cerraron las escuelas por un mes como medida preventiva contra la nueva pandemia. Cada uno a su casa, y los docentes a preparar tareas y materiales "digitalizados": ejercicios y preguntas por mail, recomendaciones de sitios web, armado de blogs en el mejor de los casos... La incorporación "forzosa" de las nuevas tecnologías desnudó varios problemas: no todas las escuelas y no todos los hogares tienen acceso a Internet, y la mayoría de los docentes no están preparados para incorporar herramientas virtuales a la enseñanza . Sin embargo, el desafío que se plantea va más allá de las carencias materiales y de capacitación.
Tiene que ver con esa brecha de la que tanto se habla: la que se está generando entre los llamados "nativos" e "inmigrantes digitales".

Por un lado, los docentes y padres (inmigrantes) se quejan de los chicos (nativos): "No prestan atención por más de cinco minutos, no saben razonar, no entienden lo que leen, les cuesta hacer una operación matemática simple como una división, cuando se les pide un trabajo práctico copian y pegan textos de internet sin ningún pudor". Pero, por otra parte, también reconocen que manejan el mouse, el teléfono celular y las nuevas tecnologías como una extensión de sus propios cuerpos. Son capaces de hacer varias cosas al mismo tiempo, son muy creativos, y muchos de ellos dan cátedra de informática a sus abuelos, padres y profesores.

Lo cierto es que los chicos de la Generación.Net , Millennials , Nativos digitales o Generación Einstein , como se suele llamar a los nacidos a partir de mediados de los 90, están planteando un verdadero desafío a la educación tradicional. Acostumbrados a la velocidad de los videojuegos, el zapping , el multitasking (hacer varias cosas a la vez), y a obtener la información en pantalla con un doble click, la escuela -que les pide concentración, disciplina, esfuerzo y les ofrece pizarrones, libros y cuadernos- les resulta como mínimo aburrida, y peligrosamente desmotivadora.

Las nuevas tecnologías, tan presentes en la vida cotidiana de muchos de ellos, están prácticamente ausentes en el aula. Salvo una o dos veces por semana, en "la clase de computación". Son pocas las escuelas del país que están realmente informatizadas (con un número suficiente de computadoras por clase, software actualizado y buena conexión de Internet).

Pero no es un problema solamente de infraestructura. Muchos docentes temen pasar vergüenza frente a sus alumnos por desconocer los dispositivos que los chicos manejan de forma intuitiva. Y aunque las nuevas camadas de maestros ya tienen incorporada la tecnología a su vida, "no cuentan con un modelo de enseñanza para dar clases a grupos de 20 o 30 chicos, cada uno con su computadora, y lograr que no se dispersen y terminen navegando por cualquier lado", dice Daniel Finquelievich, profesor de historia de nivel secundario y uno de los coordinadores del taller Tecnología para la escuela, de la Fundación Puerta 18 ( www.puerta18.org.ar ). "Habría que cambiar muchas cosas, hasta la disposición del aula, para poder trabajar en grupo y por proyectos", dice Finquelievich.

"Aunque las escuelas tengan laboratorios equipados con computadoras, salvo la docente de informática, casi nadie se anima a usarlos, porque implica una manera diferente de mirar el aprendizaje", dice Silvia Ceriani, con 41 años de docencia y ex directora general de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. "Para muchos maestros, esto representa un salto epistemológico", asegura. Esto requiere dejar de lado aquel modelo en que el maestro es el poseedor del saber y lo transmite a los alumnos ( a lumni significa "falto de luz") como receptores pasivos; e incorporar una noción más constructivista del aprendizaje, en la que el maestro actúa como mediador o guía.

Genios en el ciber, no en la escuela
Según datos del Ministerio de Educación, la tasa de deserción escolar en el secundario ronda el 18% (con picos del 32 % en provincias como La Rioja), mientras que un 25% repite el año. Contando la primaria y la secundaria, cerca de un millón de chicos fracasa anualmente en la escuela. La pobreza es el factor principal: en la provincia de Buenos Aires, 42 % de los adolescentes de hogares de bajos ingresos repite el colegio, frente al 13% de los no pobres.

Sin embargo, el fracaso escolar tiene otros matices además del económico. Aún entre los chicos que logran terminar la educación obligatoria, muchos llegan a la Universidad con serias dificultades para la comprensión lectora y para realizar operaciones matemáticas. La falta de motivación, la cultura del facilismo y el estudiar "para zafar" se imponen en las aulas.

Sin embargo, en la Fundación Puerta 18 hay muchos chicos con problemas en el colegio, que hacen increíbles videos, páginas web interactivas, efectos especiales, jueguitos, música electrónica y hasta programan y construyen robots. "Este es un espacio donde los chicos se encuentran, encuentran lo que les gusta y desarrollan su talento (para la música, para dibujar o lo que sea) a través de la tecnología, que es un medio de expresión y no un fin en sí misma. El compromiso para venir acá es no abandonar la escuela", dice Florencia Huberman, directora de la fundación. "Trabajamos con un modelo de comunidad de aprendizaje, distinto del tradicional donde el docente se para y explica", aporta Federico Waisbaum, uno de los coordinadores. "Les planteamos un desafío y ellos usan la herramienta. No hacemos una clase de esa herramienta".

Linda (16 años), una morocha fanática de los Jonas Brothers armó una página web del grupo con animación y efectos especiales. También edita videos para los cumpleaños y maneja el photoshop como una profesional. "Lo aprendí acá, probando por mi cuenta. En el colegio (Manuel Belgrano, del barrio de Congreso) tenemos sala de computación, pero casi no la usamos", dice.

Jonny (16) vive en Lomas de Zamora y cursa el secundario vespertino en el colegio industrial Fray Luis Beltrán, en Balvanera. Casi todos los días, antes de entrar a clases pasa por Puerta 18, y junto con su hermano Maikhol, tres años mayor que él, hacen videoclips para su propia banda de música, videojuegos y hasta cortos educativos. "Hicimos uno sobre el uso responsable de las tecnologías, para un concurso -cuenta-, basado en la historia de un compañero nuestro que dejó la escuela porque se pasaba el día en el cíber ".

Paradojas
Un estudio iniciado en 2007 por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), revela algunas características de los Millenials , la nueva generación que ingresa a los claustros: "Fueron educados como consumidores y toman a la educación como una mercancía para ser adquirida: tiene que ser práctica antes que teórica, fácil, rápida y divertida", dice el trabajo. "Esto plantea un enorme desafío para los docentes, nos exige innovar, implementar metodologías más interactivas, pero sin bajar el nivel", dice Mario Serrafero, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UADE. "La clase magistral del profesor dictando cátedra desde la tarima no les llega, necesitan algo más participativo".

Los padres de la generación .Net también están desconcertados. "Es difícil ponerles límites con la computadora y los jueguitos cuando no tenés el manejo tecnológico que tienen ellos - admite Andrea Raviele (40, ama de casa), mamá de Matías (16) y Gonzalo (8)-. Veo que usan la tecnología más para entretenimiento que para estudiar. Nosotros íbamos a la biblioteca y ellos, tienen todo en un click. Se perdió el trabajo elaborado", se lamenta.
"Correte, vos no sabés", le dijeron Federico (11) y Martiniano (8), a su papá, Gustavo Ortiz (36, comerciante), cuando intentaba despegarlos de la computadora para que fueran a hacer los deberes. "Los chicos hoy están más estimulados. Aprenden rápido lo que les interesa. Se enseñan entre ellos. El uso de internet y las nuevas tecnologías les abre la cabeza, pero también es peligroso que tengan tanta y tan rápido información que no pueden procesar...", manifiesta.

Del aprendizaje lineal al lateral
Hay quienes sostienen que la cultura "visual" en la que están inmersos los chicos configura un modo de pensar diferente. El mundo del libro es lineal, en cambio el mundo de Internet es "hipertextual". "Ellos han crecido con el zapping y con la web. Saltan de un asunto a otro, son capaces de manejar información discontínua y no les molesta la sobrecarga informativa", dice el holandés Jeroen Boschma, autor de Generación Einstein. Más listos, más rápidos y más sociables , una radiografía de los chicos de hoy.

Alejandro Piscitelli, filósofo y especialista en Educación y Nuevas Tecnologías, advierte que "las competencias digitales como la capacidad de navegación, el filtrado de información simultánea y el aprendizaje en entornos virtuales como el de los videojuegos están moldeando otro tipo de cerebro", tal vez con menor pensamiento profundo pero con mayor pensamiento creativo e intuitivo. "Ya no podemos oponer el mundo real al virtual", dice Piscitelli. Y la educación no habría de hacerlo. "Lo virtual es parte de nuestra vida real, no son mundos opuestos sino capas de una misma realidad".

En tanto, Diego Levis, doctor en Ciencias de la Información, investigador y docente de la UBA, sostiene que "aún es muy pronto para afirmar que se están dando cambios cognitivos en las nuevas generaciones. Sí es verificable que las tecnologías cambian nuestra forma de relacionarnos con el mundo, y se están desarrollando diferentes capacidades". El conflicto que se presenta entre tecnologías y educación es que "acceder al conocimiento requiere tiempo, y los chicos de hoy viven en una sociedad de lo instantáneo".

¿Cómo motivarlos a estudiar si hay que competir con Youtube, los mensajes en el celular y el Disney channel? Aristóteles decía en su Poética , que aprender es "naturalmente divertido". Un segundo elemento importante es el desafío. "Aquí entra a jugar la tecnología: un videojuego, una película pueden ser un excelente disparador para aprender", asegura Levis. Y en este proceso, el rol del docente es clave. "Los maestros pueden ser menos hábiles con el mouse, pero le pueden dar un contenido y un sentido a la tecnología. Creo que para esto deberíamos perder soberbia. Dejar de vernos como la fuente del saber que va a sacar a los chicos de su ignorancia, para convertirnos en guías y construir el aprendizaje con ellos".

María Gabriela Ensinck
revista@lanacion.com.ar .
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