31 mar 2017

Cómo mejorar las relaciones familiares



Las relaciones familiares son un aspecto básico de nuestras vidas, la familia nos viene dada y no la podemos elegir. Para muchos suponen un problema y son fuente de conflictos, para otros fuente de gran felicidad. En cualquier caso no podemos negar que a todos nos afectan.

Para conseguir unas relaciones familiares sanas se recomiendan algunos consejos:

* No olvides los cumpleaños y ten un detalle con ellos. Si eres de los que se olvidan preveelo y procura tenerlo apuntado en la agenda o tener una alarma que te avise.
* Intenta asistir a los eventos familiares, aunque al principio te de pereza. Poner siempre excusas hace que las relaciones empeoren y que al final no nos inviten.
* ¡Se tu mismo! No tengas miedo a lo que piensen, son tu familia y te conocen y te querrán tal y como eres.
* Se cariñoso y pasa tiempo con tus padres.
* ¡Mira que de vez en cuando se hable y se hagan cosas divertidas!
* Cuando tengas un problema con uno de los miembros de la familia procura no involucrar al resto ni divulgarlo. Si haces esto los demás se verán forzados a posicionarse y se contaminará la relación.
* Procura realizar comidas en familia, si hay dificultades de horarios, programad un día en concreto en el que todo el mundo intente estar.
* Dedicar un día a la semana para una actividad familia: Visitar a los abuelos, ir de excursión…
* Los logros familiares (asi como los de los individuos que conforman la familia) deben celebrarse de forma conjunta.

Aspectos a trabajar para mejorar las relaciones familiares:
Para empezar debemos trabajar internamente como somos nosotros con ellos pues esto se reflejará hacia nosotros.

Por ejemplo es muy importante controlar las expectativas. ¿qué queremos decir con esto? Pues que igual que esperamos que los demás nos acepten tal y como somos, nosotros debemos hacer por ellos lo mismo, esto es, no esperar que cambien o que se comporten como nosotros queremos. Esta expectativa no es realista. La aceptación te acercará más a los miembros de la familia. Es cierto que uno no puede cambiar a los demás pero sí puede cambiar como interacciona con ellos.

Lo hemos repetido mil veces pero en la familia incluso más que en otros ámbitos, ¡Fomenta la asertividad! Procura comunicarte de una forma adecuada y respetuosa, sin pisar los derechos de los demás pero sin que nadie pise los tuyos tampoco. La comunicación asertiva es una comunicación positiva, clara, directa y enriquecedora. Es una comunicación que no pretende convencer al otro o imponerse sino que empatiza y tiene en cuenta la situación y sentimientos de los demás también.

Y… como en toda relación humana: ¡Sé flexible! Las personas cambian, las relaciones cambian, anclarse en el pasado o en un ideal solo nos impide avanzar. Piensa que diferente no quiere decir peor, las relaciones pasan por diferentes momentos y evolucionan, intenta disfrutar de los mejor de cada momento.

Modifica lo que te rodea, modificándote a ti:
Esta claro que las personas no poseemos el poder de modificar lo que hacen o piensan los demás o controlarlos, pero también es cierto que los podemos influenciar en cierta manera actuando como un espejo. Si alguien te grita y tu le gritas de vuelta eso probablemente escalará, si le hablas suave y asertivo es más probable que se calme, no hemos cambiado que esa persona sea agresiva pero si lo hemos regulado dentro de lo que podemos, y por pequeños que parezcan, estos cambios son muy importantes.

Lo que queremos decir es que lo que tenemos es un reflejo de lo que hacemos, sentimos y decimos. En el ejemplo anterior la otra persona, la que gritaba lo que va a conseguir es que la gente la evite o la trate diferente, en reflejo a como ella se comporta con el mundo. Si ella modulara como estaba haciendo la otra persona cambiaría como los demás la ven y se relacionan con ella.

La idea detrás de todo esto es entrenarnos para atraer situaciones (y relaciones) más positivas, constructivas y satisfactorias.

Cuando una relación con alguien que quieres va mal lo primero es observarse a uno mismo y cambiar como uno se comporta o reacciona ante esa persona. Se debe creer en la posibilidad de mejorar la relación y además se debe estar pendiente de desafiar pensamientos disfuncionales y poco realistas que estén saboteando la relación.


Visualiza y prepara tu forma de comunicarte con esa persona, pues cuando el conflicto surja te puede resultar más difícil controlar y modular tu respuesta.

Cómo mejorar las relaciones familiares. Omicrono [en línea], 2014. [Consulta: 31 marzo 2017]. Disponible en: http://omicrono.elespanol.com/2014/07/como-mejorar-las-relaciones-familiares/. 

No podrás evitar leer este libro (te sorprenderá)

Por: Alfredo Álamo


“Caíste por el cebo… ahora caerás por el libro” es el lema de una divertida página de Facebook en la que se ha iniciado una campaña que usa los trucos más sucios y pesados de todas las redes sociales, los titulares clickbait. Ya sabéis, los vemos a montones, “Este hombre entró en la habitación y no podéis imaginar lo que le sucedió” o “10 cosas extraordinarias que puedes hacer a diario (no podrás creer la séptima)”. Pero en esta ocasión, en lugar de llevar a un contenido decepcionante, detrás de cada litbait hay un libro interesante.

The Wild Detectives es un bar, cafetería, teatro y librería de Dallas donde hacen numerosas actividades relacionadas con el mundo de la cultura. Un día se les ocurrió que sería muy interesante usar esos típicos titulares basura, que, no lo olvidemos: funcionan, para atraer a muchos usuarios despistados de las redes sociales hacia libros clásicos.

Para eso usaron principalmente Facebook, con un enlace que llevaba a la plataforma de contenido Medium, donde ponían el texto completo del libro clásico en cuestión. Son todo obras libres de derechos de autor, como Drácula, El mago de Oz o La letra escarlata… De esta manera, en lugar de acabar en un sitio web lleno de texto absurdo y publicidad intrusiva, todo aquel que siga el enlace llegará hasta una buena novela.

La verdad es la mayoría de los enlaces son muy, pero que muy divertidos, sobre todo si sabes lo que está haciendo. En caso contrario, pueden despertar la curiosidad de todo el que lea el titular. A mí han encantado algunos como este:



“Hombre rumano descubre un hecho insólito sobre el ajo. Querrás untar ajo en el pan, sólo por si acaso” Que lleva directamente al texto de Drácula. 

También me gusta:


“No imaginas lo que le pasó a esta adolescente de Kansas después de que un tornado destruyera su casa.” Que es, obviamente, un litbait para El Mago de Oz.


¿Qué os parece esta divertida broma? Podríamos sacar algún litbait para obras en castellano, ¿verdad? “Este anciano de La Mancha se ha metido en numerosas peleas. No te creerás la de los gigantes” o “Mira como un niño maleducado le roba el queso a un ciego. Así va la educación.”


De más está explicar porqué se llaman LITbaits, pero sí es interesante volver a machacar sobre el tema de que ya nada, ni siquiera los objetos “artísticos-culturales” se escapan a una buena campaña marketinera si quiere resultar moderna, atractiva para millennials o no, y lograr atrapar y fidelizar al usuario.



Fuente bibliográfica
ÁLAMO, ALFREDO, [sin fecha]. No podrás evitar leer este libro (te sorprenderá). Lecturalia [en línea]. [Consulta: 31 marzo 2017]. Disponible en: http://www.lecturalia.com/blog/2017/03/28/no-podras-evitar-leer-este-libro-te-sorprendera/. 



28 mar 2017

10 formas inteligentes de dejar tu empleo actual




Si tu incomodidad en la vida profesional está arrastrando lentamente la vida personal, es un indicador de que debes dejar tu actual puesto y buscar un nuevo rumbo; sin embargo, piensa bien las cosas y no tomes decisiones precipitadas.

Renunciar a un empleo suele ser un tema complicado, más aún cuando en general todo está bien. El ofrecimiento de una mejor posibilidad laboral desde el punto de vista económico o profesional, nuevos desafíos y responsabilidades, son los principales motivos que hacen migrar a las personas de las compañías.

Por muy mala que haya sido tu experiencia, antes de actuar impulsivamente, reflexiona un poco. Dejar una mala impresión en una empresa, puede cerrar varias puertas. En la mayoría de los procesos de selección piden referencias de las compañías donde has trabajado, ¿para qué arriesgarse?

La transición de un empleo a otro no tiene por qué resultar una experiencia desagradable. La manera en cómo dejas un trabajo, establecerá la última imagen que tus colegas tendrán de ti. La forma en la que serás recordado.

Estos son algunos consejos que te permitirán renunciar de forma diplomática, sin consecuencias que más tarde podamos lamentar.

1. Una auditoría rápida: Realiza una breve lista de pros y contras sobre tus actividades en el trabajo.

2. Ahorros: Si vives al día, dejar el trabajo es casi imposible hasta que asegures una nueva posición en otro lugar. Procura tener por lo menos 6 meses de gasto ahorrados en el cochinito.

3. Avisa con tiempo: Si ya tienes asegurada otra posición, ten en cuenta que un buen profesional avisa que dejará el trabajo actual con por lo menos un par de semanas antes de dejar la oficina.

4. Confianza: Antes de hacer tu renuncia con Recursos Humanos, es necesario que tu jefe inmediato lo sepa y no se decepcione de tu actitud.

5. Sé diplomático: Cuando hables con tu jefe trata de ser honestos sobre las cosas con las que te sientes incómodo. Claro, eso no quiere decir que sólo te quejes y eches pestes de la empresa.

6. Ayuda: Explica las razones por las que estás saliendo de ese lugar, pero ayuda a mejorar tu posición con nuevas ideas y retroalimentación con tu jefe.

7. Cumplidos: No se trata de ser “barbero”, más bien es cuestión de realzar los aspectos positivos del actual empleador.

8. No te quemes: Evita terminar de mala forma las relaciones de trabajo con tu jefe y compañeros. Nunca sabes cuándo te los volverás a encontrar en futuros empleos.

9. No aflojes: Ya que avises sobre tu renuncia, lo mejor es que continúes haciendo tu trabajo de la mejor manera, trabajando duro.


10. Relájate: Si tu renuncia ha sido un camino difícil, date tiempo de relajación para comenzar tu nuevo rol con perspectiva.

Demuestra buena disposición y ofrécete a capacitar a alguien más. Lo ideal es tener tiempo no tan sólo para entregar en orden tu trabajo, sino que para capacitar a otras personas sobre las responsabilidades que tenías a cargo. De esta manera el impacto de tu renuncia para la empresa será mucho menor el impacto y tu reputación no se verá afectada.

Fuente bibliográfica
10 formas inteligentes de dejar tu empleo actual. Mundo Ejecutivo [en línea], [sin fecha]. [Consulta: 28 marzo 2017]. Disponible en: http://mundoejecutivo.com.mx/management/2017/03/28/10-formas-inteligentes-dejar-tu-empleo-actual. 

27 mar 2017

Según un estudio la literatura influye en nuestras vidas más de lo que imaginábamos


Por: Alejandro Gamero  



En muchas ocasiones hemos hablado de los beneficios de la lectura, tanto a nivel físico como psicológico, una idea que refuerza el tópico de que un buen libro puede cambiarte la vida. No es ya la percepción parcial y subjetiva de alguien que ama los libros; es innegable que la literatura pueda influir en la vida de un lector, y mucho. Sin embargo, un reciente estudio realizado en el festival internacional del libro de Edimburgo en 2014 por la Universidad de Durham ha enfocado el poder de la literatura por otros derroteros muy distintos, según una noticia que acaba de publicar The Guardian. Con independencia de los beneficios que nos aporte de manera más o menos consciente, la literatura puede llegar a tener un papel fundamental en la vida cotidiana de muchos lectores, funcionando casi como una forma de locura.

Resultado de imagen para lectura de ficciónLos investigadores se basaron en una muestra de 1.500 lectores, a los que realizaron encuestas que ofrecía unas 400 descripciones detalladas de sus experiencias con los libros. Sorprendentemente, más de la mitad de ellos dijeron que escuchaban las voces de los personajes literarios mientras leían. Sí, tal vez pueda sonar a locura, pero lo de escuchar voces cuando se lee en realidad es más frecuente de lo que se podría pensar. Un 48% de los encuestados dijo que también tuvieron durante la lectura otras experiencias sensoriales como visiones y un 19% afirmaban que las voces de los personajes literarios se quedaban en sus cabezas incluso cuando no estaban leyendo, convirtiéndose en una influencia en sus pensamientos o incluso haciéndoles hablar directamente con ellos. Había lectores que directamente los oían hablar ?de forma tan clara como si estuvieran en la habitación con ellos? o que imaginaban la manera en la que esos personajes reaccionarían ante sucesos que les ocurrían en la vida cotidiana. Uno de los participantes fue más allá describiendo su sensación: es como si los personajes «hubieran empezado a narrar mi mundo».

Resultado de imagen para lectura de ficción

Estas encuestas demuestran que los lectores de literatura de ficción no solo procesan el significado de las palabras que componen un texto sino que recrean de forma activa mundos y personajes complejos, afirma Charles Fernyhough, escritor, psicólogo y uno de los autores del estudio. No es solo que haya lectores que escuchen las voces de los personajes o que interaccionen con ellos como si fueran personas reales, es que esos personajes permanecen activos en la mente después de haber leído el libro y pueden influir en los pensamientos del día a día. Es como si el lector empezara a pensar como ellos y juzgara el mundo desde sus ojos. En muchas ocasiones la similitud entre el mundo real y el literario activan este proceso, que normalmente se suele producir con personajes bien construidos. Fernyhough habla para The Guardian del poder que tuvo Holden Caulfield en su adolescencia, una idea con la que seguramente se identificarán muchos lectores ?por algo la novela marcó a varias generaciones?.

Continúa diciendo Fernyhough que este proceso es todavía más intenso en el escritor, que está constantemente escuchando voces cuando trabaja. De hecho, así lo confirman testimonios de autores de la talla de Charles Dickens Virginia Woolf. Uno de sus mayores logros al que aspira cualquiera escritor es conseguir crear un personaje que pueda producir ese efecto sobre los lectores, porque de esa manera se les permite entrar en una mente que no es la suya y compartir experiencias distintas a las que tendrían en su vida ordinaria. Los personajes entran entonces en el terreno de la confidencia y se convierten en amigos secretos. Eso explica que la inmensa tristeza que embarga a un lector cuando acaba un libro y sabe que su relación con los personajes se termina. Es como despedirse de un amigo íntimo. Seguro que muchos lectores habrán sentido esa sensación.

Fuente bibliográfica
GAMERO, ALEJANDRO, 2017. Según un estudio la literatura influye en nuestras vidas más de lo que imaginábamos. La piedra de Sísifo [en línea]. [Consulta: 27 marzo 2017]. Disponible en: http://lapiedradesisifo.com/2017/02/19/segun-un-estudio-la-literatura-influye-en-nuestras-vidas-mas-de-lo-que-imaginabamos/. 

26 mar 2017

Lugares donde fueron escritos tus libros favoritos


Por: Alberto Piernas



Cuando escribimos, la importancia de hacerlo en ese lugar en el que nos sintamos cómodos cobra especial importancia cuando se trata de dar rienda suelta a la creatividad; porque cada uno somos distintos, porque necesitamos de una atmósfera de paz e inspiración para dar rienda suelta a todas esas historias que yacen escondidas en algún lugar.

Si en tu caso aún no has encontrado tu pequeño santuario, posiblemente estos lugares donde fueron escritos tus libros favoritos puedan ayudarte.



Bimini (Bahamas)
Ernest Hemingway siempre fue un viajero empedernido y el Caribe ese mar que configuró el mapa literario de islas, pescadores y aventuras que inspiraría la famosa El viejo y el mar, historia en la que un pescador (aparentemente un amigo suyo de Cojímar, un pueblo marinero cercano a La Habana), partiría en busca del pez más grande que el mundo jamás había visto.

Sin embargo, y aunque Hemingway fuese admirador de los mojitos de La Bodeguita de En Medio y los daiquiris de La Floridita, ambos en la capital cubana, fue en la paradisíaca isla de Bimini, en Las Bahamas, donde el autor de Fiesta daría vida a su gran obra en 1952 mientras alternaba su escritura con la búsqueda de submarinos alemanes hundidos abordo de su bote, el Pilar.



Calle La Loma (México D.F.)
Cuesta imaginar que a pocos metros de los estudios de culebrones más famosos de la capital mexicana, la calle La Loma fuese el lugar donde surgiría la novela más influyente de la literatura latinoamericana del siglo XX. Pero sí, gracias a la ayuda de unos buenos amigos y la comprensión de su casero, Luis Coudurier, Gabriel García Márquez escribió en el número 19 de esta calle de los suburbios de México DF su mayor obra, Cien años de soledad. Durante 18 meses entre 1965 y 1966, el Nobel de Literatura escribió el manuscrito entre deudas y llantos que consolaba en el lecho de su esposa, Mercedes Barcha.



The Elephant House (Edimburgo)

“No es ningún secreto que el mejor lugar para escribir es un café”, dijo una vez J.K. Rowling, la mujer en paro que en 1996 comenzó a escribir la historia de un joven mago llamado Harry Potter en las servilletas de la cafetería The Elephant House, en el 21 de George IV Bridge, en Edimburgo. Todo lo que ocurrió a partir de aquellas tardes de soledad ya es historia.



Prinsengracht 263-265 (Amsterdam)

Dos familias judías se refugiaron una vez de las tropas nazis, dando lugar a uno de los libros más cruentos del siglo XX, uno imprimido por la inocencia y el miedo. Más concretamente del 12 de junio de 1942 al el 1 de agosto de 1944, una niña de trece años llamada Anna Frank escribió un diario al que llamó Kitty, el mismo que su padre se encargaría de mostrar al mundo una vez toda su familia, incluida su pequeña hija, muriese en los campos de concentración. La casa puede visitarse actualmente, pero no te aseguro que no salgas con la piel de gallina.



Una isla perdida
Había que darle algo de misterio al asunto pero tranquilos, conocemos la remota y pequeña isla donde George Orwell escribió la trascendental 1984: en Jura, una de las islas Hébridas de Escocia, más concretamente en una granja llamada Barnhill en la que Orwell vivió entre 1946 y 1950, año de su muerte, completando su obra magna entre acantilados abruptos, mares misteriosos y llanuras en las que el hombre podía sentirse algo más libre que en su distópica obra.


Estos lugares donde fueron escritos tus libros favoritos pueden ser visitados actualmente por todos aquellos lectores en busca del legado de grandes autores, de su ingenio y soledad, de su inspiración.


Fuente bibliográfica
PIERNAS, ALBERTO, 2017. Lugares donde fueron escritos tus libros favoritos. Actualidad Literatura [en línea]. [Consulta: 26 marzo 2017]. Disponible en: https://www.actualidadliteratura.com/donde-escribian-autores-favoritos/. 














https://www.actualidadliteratura.com/donde-escribian-autores-favoritos/

Cómo usar las páginas en blanco de los libros








La presencia de páginas en blanco en los libros responde a distintos motivos. Este artículo describe algunas formas poco usuales de interpretarlas y aprovecharlas.

1
En los primeros días de 2006, mientras trabajaba en los archivos de la University College de Londres, una librera llamada Susan Stead encontró un tesoro: un poema de puño y letra de Lord Byron, escrito en una de las páginas en blanco de un ejemplar del libro The Pleasures of Memory, de Samuel Rogers, impreso en 1810. El volumen había sido un regalo de Rogers, con la dedicatoria: “Al muy honorable lord Byron, de su obligado y fiel amigo”. Byron —una de las más grandes figuras del romanticismo inglés— lo devolvió al autor con un poema de agradecimiento, que comienza con las palabras “Ausente o presente aún para ti, mi amigo…” Estaba fechado en 1812 y fue incluido en un libro de Byron cuatro años después.

Si bien no tan trascendentes ese (tal documento es ahora el único manuscrito de un poema de Byron que se conserva), muchas veces las páginas en blanco de los libros nos hacen sentir ante la presencia de auténticos tesoros. Uno de los más comunes es una dedicatoria del autor, que convierte en especial a cualquier ejemplar. La dedicatoria de otra persona —pareja, amigo, familiar— hace del libro un capítulo en la historia de una relación, e incluso cuando desconocemos a sus protagonistas sentimos que el volumen cuenta con un aura particular, nos hace preguntarnos quiénes serán, qué habrá sido de ellos, qué les habrá pasado para que ese objeto, tan valioso en algún momento, acabara en una librería de viejo…

2
Las hojas en blanco que aparecen al principio y al final de los libros se llaman páginas de respeto o de cortesía. Dadas las múltiples historias que esos espacios en blanco favorecen, el nombre parece apropiado. Sin embargo, no son las dedicatorias la única utilidad de esas páginas. También posibilitan las anotaciones por parte de las bibliotecas, los comentarios de evaluación en los trabajos académicos y otros apuntes en publicaciones más o menos técnicas.

No todas las hojas en blanco en los libros, de todos modos, son fruto del respeto o la cortesía del editor. La cantidad de las que aparecen al final, por ejemplo, a menudo depende de si la encuadernación exige alcanzar un número de páginas múltiplo de 4 u 8, en función de los pliegos y otros datos de la composición de cada ejemplar. Y otras son, por supuesto, producto del error. ¿Qué lector no ha sufrido la consternación de encontrar páginas en blanco en el libro que está leyendo y darse cuenta de que es víctima de un accidente imprenteril? A veces se puede reclamar en la librería que lo ha vendido, pero, por desgracia, no siempre el defecto se descubre a tiempo; los libreros en general se niegan a cambiar libros subrayados, anotados o con dedicatorias en sus páginas en blanco.

3
En ciertas ocasiones, la página en blanco en medio de un libro llama a la confusión. ¿Está así por equivocación o a propósito? No siempre es fácil determinarlo. En un texto de ficción, puede que las consecuencias de esta duda no pasen de dotar al texto de una involuntaria ambigüedad, pero si se trata de un documento que exige rigor (una tesis doctoral, un contrato, un manual de instrucciones, etcétera) la situación puede provocar problemas. Así es como se originó la costumbre de incluir en esos casos la frase: “Esta página ha sido dejada intencionalmente en blanco”. Una frase, por cierto, esencialmente paradojal, dado que su presencia suprime el carácter blanco de la página.

A comienzos de la década de 2000, cuando el acceso a la web comenzaba a masificarse, un grupo de internautas desarrolló The “This Page Intentionally Left Blank” Project, es decir, el proyecto “Esta página ha sido dejada intencionalmente en blanco”. Los autores de la iniciativa eran personas que deploraban que ya casi no hubiera páginas en blanco, y que las que había, en lugar de incluir el mensaje clásico, se disfrazaran bajo un utilitarista For your notes (“Para tus notas”). Por eso, se propusieron introducir páginas intencionalmente en blanco en la web, y convocaban para ello a todos los hacedores de webs y blogs a unirse a la iniciativa y dejar alguna página en blanco en sus sitios.

“Un motivo —explicaban— es mantener vivo el recuerdo de estas famosas e históricas páginas en blanco. Pero la razón principal es ofrecer a quienes deambulan por internet un lugar de sencillez y tranquilidad en la superpoblada red. Una página en blanco para relajar la mente inquieta”.

Lamentablemente, la última actualización de la web del proyecto es de 2005. Y sin embargo algunas de las páginas en blanco que formaban parte del plan todavía se mantienen activas. O sea, sin nada más que la paradojal frase. El adjetivo activas aplicado a estas páginas encierra, desde luego, otra bonita paradoja.

4
“Esta página ha sido intencionalmente dejada en blanco” fue también el título de una muestra inaugurada en abril de 2011 por el Centro Cultural Libertador Simón Bolívar, de Guayaquil. Como se trataba de obras de varios artistas emergentes que “esbozaban primeras instancias de líneas de investigación”, los curadores de la muestra consideraron que no debían “pretender encontrar un hilo conductor en un campo con prácticas artísticas de intereses y formalizaciones tan diversas y tempranas”. De esa forma, la exposición se convertía en “un lugar que permite una amplia gama de relaciones en donde el espectador/usuario es libre de toda lectura e interpretación”.

Los curadores cerraban su texto de presentación con una cita de Michel Foucault (tomada de Esto no es una pipa, su ensayo sobre Magritte publicado en 1981), según la cual “es ahí, en esos pocos milímetros de blancura, en la arena calma de la página, donde se anudan entre las palabras y las formas todas las relaciones de designación, de nombramiento, de descripción, de clasificación”.

5
Entonces, formas de ver las páginas en blanco: como el espacio donde las relaciones definen lecturas e interpretaciones múltiples, pero también como espacios de tranquilidad, de sencillez, de activa calma, de una quietud engañosa, de duda, de ambigüedad, de respeto, de cortesía, de dedicatorias cariñosas, de historias que se cruzan, de amores que se pierden en la distancia.

Lord Byron, poco después de dedicar a Samuel Rogers aquel afectuoso poema, se enojó con él y en 1818 le dedicó una amarga sátira. Sin embargo, el manuscrito en una página que había quedado intencionalmente en blanco y que ahora duerme en volumen en el University College de Londres, permanece como una foto de aquella amistad.

Los ópticos explican que la luz blanca está compuesta por la superposición de todo el espectro de la luz visible. Tal vez en esa afirmación resida la clave de cómo usar las páginas en blanco de los libros: descansar la vista sobre ellas, relajar la mente inquieta, buscar la forma en que se anudan las relaciones entre las palabras y las formas y, de alguna manera, descomponer ese blanco en todos los colores que lo conforman. Y al fin, en todo caso, escribir algo en esa página en blanco. No seremos Lord Byron, pero quizá, quién sabe, estemos convirtiendo ese ejemplar en algo especial para algún lector del futuro.


Fuente bibliográfica
VÁZQUEZ, CRISTIAN, 21 marzo 2017. Cómo usar las páginas en blanco de los libros. Letras Libres [en línea]. [Consulta: 26 marzo 2017]. Disponible en: http://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/como-usar-las-paginas-en-blanco-los-libros. 

21 mar 2017

Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminar

Por: Luis Meyer



Nos dicen que hay que leerlas porque son los mejores. Y nosotros, valientes, lo intentamos. Algunos incluso llegamos a la página 30

Ciento treinta millones. Es más o menos el número de obras literarias publicadas a lo largo de nuestra historia. Un dato descorazonador para quien tuviera entre sus planes leérselo todo en vida: harían falta 250 años. Y eso, siempre que uno tuviera la capacidad sobrehumana de devorar cada libro en un minuto.

Tal vez por eso a algunos escritores consultados para este artículo no le duelen prendas en reconocer que acumulan un montón de ejemplares dejados a medias en sus estanterías. Incluso lo recomiendan: "La vida es corta y hay demasiadas cosas interesantes que leer", opina Andrés Barba, uno de los jóvenes escritores más importantes en habla hispana, según la prestigiosa revista británica Granta. Barba reconoce que la única vez que ha logrado acabarse Moby Dick fue cuando le encargaron traducir su última edición en castellano. El filósofo Henry David Thoreau ya lo había dicho un par de siglos antes: "Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos".

Visto el panorama, conviene no perder el tiempo con lecturas infructuosas. Manuel Astur, poeta, ensayista y cofundador del movimiento artístico Nuevo Drama, aconseja huir de lo farragoso: "Creo que un buen libro es el que logra contar algo complejo con un lenguaje sencillo y ahorrador", y cita: "La broma infinita, de Foster Wallace, es un claro ejemplo de postureo: pocos han conseguido terminarse sus más de mil páginas. Y quienes lo han hecho, jamás reconocerán que no les ha gustado y han perdido el tiempo".


Hay una cantidad ingente de obras malditas que muchos no tienen las tragaderas para leer hasta el final, ni el arrojo de reconocerlo. Ya dimos 10 ejemplos, y ahora vamos con un segundo listado. Antes de afrontarlo, un consejo kafkiano para optimizar el tiempo y no desazonarse ante los millones de ejemplares que jamás llegaremos a hojear y, mucho menos, culminar: "No se deberían leer más que los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, ¿para qué seguir?". Lo dijo un autor, Kafka, prolífico en obras que muchos han dejado a medias.

1. 'Ada o el ardor', de Vladímir Nabókov
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarEl típico caso de una obra de arte aplaudida por la crítica e incomprendida por el público. El genial autor de San Petersburgo escribía tan bien que facturó su novela más célebre, Lolita, en inglés, y ni siquiera era su lengua vernácula (aunque la dominara desde pequeño, por el empeño de su aristocrática familia y sus maestros de escuela). El germen de Ada o el ardor se le ocurrió tras volverse mundialmente famoso con la historia del profesor viudo obsesionado con una adolescente: justo después de Lolita, se propuso crear su obra maestra (aún no era consciente de que ya lo había hecho), y Ada o el ardor (1969) nació de dos proyectos distintos, dos crónicas vitales que acabaron trenzándose de tal manera que decidió que merecían convertirse en una sola novela.

Tal vez por eso le llevó escribirlo más de nueve años. Nabókov siempre declaró que deseaba ser recordado por esta obra, aunque su enrevesamiento narrativo, plagado de acrobacias semánticas, alusiones y dobles sentidos imperceptibles para un lector de inteligencia media, no encontró el acomodo universal que esperaba. El poeta Manuel Astur vive una contradicción con este libro: "Nabókov es uno de mis maestros, mi gran inspiración para mis libros. Pero esta es una novela que se me resiste, por más que lo intento".

2. 'Rayuela', de Julio Cortázar
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarEl escritor argentino definió su obra maestra Rayuela (1963) como "contranovela". A través de la historia de su protagonista, Horacio Oliveira, traza, a lo largo de 156 capítulos, una vida completa, pero con estructuras que huyen de convencionalismos para adentrarse en lo surrealista. Y no solo en lo que cuenta, sino especialmente en cómo lo hace. Invita al lector a compartir su caos y le da varias opciones para leer la novela: está la "normal", de principio a fin. También la "tradicional", solo hasta el capítulo 56 y prescindiendo del resto. También la "anárquica", esto es: el orden que se le antoje al lector.

Y, por último, el que propone Cortázar a modo de juego, con una secuencia establecida en el "tablero de dirección" mostrado en la primera página, como una suerte de Excel primigenio. Es una cuadrícula en la que el lector comienza en el capítulo 73, y de ahí va rebotando de uno a otro sin orden aparente, hasta finalizar en el 131. Muchos son quienes aseguran no haber pasado de la página tal o de la página cual. Pero a esa confesión debe seguir la inevitable pregunta: ¿en qué orden te lo leíste? Y es que Rayuela es el único libro que, si se deja por la mitad, puede significar que prácticamente te lo has acabado.

3. 'En busca del tiempo perdido', de Marcel Proust 
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarLa filóloga Josefina Lascaray da un consejo a los intrépidos que se aventuren a terminarse los siete tomos que escribió Proust a lo largo de 14 años: "Llegar hasta la página 80 del primero, y superar la famosa escena en la que Proust rememora su infancia mientras moja una magdalena en té". El escritor parisino levantó esta obra de más de 3.000 páginas entre 1908 y 1922, justo el año que falleció, posiblemente exhausto por semejante odisea.

Muchos recomiendan leer antes la biografía de Proust, porque En busca del tiempo perdido se compone, en definitiva, de reflexiones sobre su vida hechas en vida. Pero volvamos a la página 80: "Es una novela muy complicada por la sintaxis tan propia y compleja de Proust, la ausencia de puntos en pasajes larguísimos en los que va hilando ideas dispares y es fácil perderse. Pero cuando pasas el episodio de la magdalena, el cerebro se acostumbra a su forma de escribir, y ya está preparado para el resto que, si le coges el punto, lo devoras", dice Lascaray. El suyo no es un caso normal. Pocos pueden decir que se han zampado los siete tomos ("es una mis espinas clavadas", reconoce Manuel Astur), y mucho menos dos veces, como la filóloga: "La primera por placer, recién empezada la universidad; la segunda, porque fue mi proyecto de fin de carrera. Y descubrí muchos detalles nuevos. Lo recomiendo". Quien esté dispuesto a secundarla, que se coja un par de meses de excedencia. O mejor un año.

4. '2666', de Roberto Bolaño
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarMuchos de los consultados achacan, a la dificultad para acabarse esta novela, su longitud. No en vano, el genialmente oscuro autor chileno la planteó como cinco libros independientes que se publicarían tras su muerte en 2003,como legado económico para su descendencia. Sus hijos, en cambio, dejaron de lado la intención crematística y prefirieron convertirlos en una única gran novela. El resultado son más de mil páginas con la pluma ágil y turbia de Bolaño recorriendo lo acontecido en la ciudad imaginaria de Santa Teresa, espejo de la violenta Ciudad Juárez de México.

Hay otro factor, sin embargo, que hace que uno encalle más o menos a la mitad del libro. Nos lo cuenta la filóloga Josefina Lascaray, una voz autorizada por la devoción que siente por el autor: "Me dio bajón. Bolaño tiene una escritura espectacular, pero en esa parte describe uno tras otro asesinatos de mujeres, durante páginas y páginas que pasan de lo tedioso a lo angustiante sin interrupción. Es como llegar a un terreno enfangado de horrores, que me impide seguir con lo que viene después".

5. 'Corrección', de Thomas Bernhard
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarAparte de su trama indescifrable, el desprecio absoluto del autor austriaco por los puntos y seguido (por no hablar ya de los puntos y aparte) y su obsesión con las frases subordinadas hasta el infinito, llevan al lector a la claudicación ya desde la tercera página de Corrección (1975).

Los hay que defienden a ultranza su estilo laberíntico, como Andrés Barba: "Hay que interpretar sus textos como obras sinfónicas, con sus ritmos y sus cadencias. Dejarse llevar como lo haces con una melodía". También el joven escritor y crítico literario Jesús Artacho, que sobre Corrección, afirma: "Lo sé, lo tiene todo para no gustar: un argumento poco atractivo y una sintaxis asfixiante en sus más de 300 páginas. Pero hay que leerlo, y después odiarlo o admirarlo sin reservas, pero hay que leerlo".


6. 'Los cantos', de Ezra Pound
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarEs un poema largo, larguísimo, más aún por el tiempo que llevó escribirlo que por su extensión. Casi medio siglo, desde 1915 a 1962, se tomó el poeta estadounidense Ezra Pound para culminar sus 116 cantos. Están considerados por la crítica una de las obras más significativas de la poesía modernista del siglo XX, y al mismo tiempo una de las más complejas. Por sus casi mil páginas circulan multitud de ideas atropelladas que saltan de una a otra abruptamente, en las que afloran su admiración hacia Confucio, su antisemitismo, su afinidad con el régimen de Mussolini, referencias geográficas que recorren Europa, Asia, Estados Unidos y África, volteretas temporales y varios idiomas, incluidos caracteres chinos.

El poeta y traductor cubano José Kozer da unas pautas para no cejar: "Leerlo en inglés. El inglés de los poemas de Ezra Pound es fácil de leer. Lo difícil en sus poemas es el griego, latín, chino, japonés, italiano del Renacimiento, imitaciones del habla popular inglesa o de la pronunciación del inglés en boca, por ejemplo, de un hablante alemán. Menos difícil de leer es su francés, italiano y alemán modernos, o su deficiente español, tan defectuoso como el de Hemingway". Y reconoce: "Leer a Pound es adentrarse en una interminable retacería muchas veces inabordable. Una poesía que nos entraña en la dificultad a veces ígnea, a veces tediosa del mundo que heredamos y al que damos en gran medida la espalda por desidia".

7. 'Flash boys', de Michael Lewis
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarSi hay algún índice mínimamente científico que pueda medir qué libros se dejan a medias, es el Hawking Index del Wall Street Journal. Se basa en los datos ofrecidos por Kindle, la plataforma digital, concretamente de su función Highlights: el usuario puede resaltar un párrafo, que luego recogerá Amazon en un listado de los pasajes más exitosos. En función de en qué página se encuentre el promedio de textos destacados, se desprende un porcentaje de lectores que se acabaron cada libro. Este índice de concreción discutible (se deja fuera a los lectores de las ediciones en papel y a los de Kindle que, sencillamente, no usen la susodicha función) tuvo, sin embargo, bastante repercusión cuando se publicó en 2014.

Allí figuraba Flash Boys (2014), que cuenta cómo se amañan los sistemas informáticos de las bolsas para que, al final, siempre gane la banca. Un libro interesante del que solo se leyó, de media, un 24,7% de su contenido. Y es que a pesar de desvelar escandalosos hallazgos, muchos critican su excesivo tecnicismo a la hora de contarlos. Michael Lewis, broker, escritor y periodista financiero, parece exigir tácitamente un máster en macroeconomía para entenderle.

8. 'La casa de hojas', de Mark Z. Danielewski
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarCuando uno pregunta por el género de La casa de hojas (2000), las respuestas de quienes han pasado por sus páginas son dispares: muchos la consideran una novela de terror, otros romántica, algunos creen que hay mensajes existenciales soterrados y los hay quienes, sencillamente, opinan que es un tostón ilegible. La crítica sí ha coincidido en calificarlo de literatura ergódica, neologismo que parte de dos palabras griegas: ????? (trabajo) y ???? (recorrido), y que define, según el estudioso Espen J. Aarsethse, a las obras que requieren un esfuerzo relevante por parte del lector para atravesar el texto.

El lector no se limitará a leer: para llegar a su última página habrá cambiado el libro de posición unas cuantas veces, leído caracteres inversos a través de un espejo, descifrado código morse, interpretado partituras y hasta alfabeto braille. "Cuando cayó este libro en mis manos, pensé que iba a ser un desastre comercial", cuenta un editor que prefiere no dar su nombre. "Al final se vendió muy bien, pero dudo que muchos lo hayan terminado", añade.

9. 'Cristo versus Arizona', de Camilo José Cela
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarEl Premio Nobel Camilo José Cela fue otro de los alérgicos a los puntos, al menos en este western experimental salmodiado en primera persona: solo tiene uno, el punto final. Se introduce en el salvaje Oeste para tocar, de soslayo, el famoso duelo que enfrentó a los Earp con los Clanton y los Frank, en octubre de 1881, en el O. K. Corral.Todo es una excusa para concatenar pequeños relatos sin rumbo definido.

Los pocos que logran llegar a la página 238 donde espera el añorado punto, eso sí, se ganan una radiografía certera de una sociedad que estuvo marcada por la violencia y el sexo, descrita con esa pátina de humor y desprejuicio que, irrebatiblemente, es Cela en estado puro.



10. 'Finnegans wake', de James Joyce
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminarDe James Joyce podíamos haber elegido Ulises, pero nos pareció demasiado obvio. Cuando el lector se queje del esfuerzo que exige leer Finnegans wake (1939), que tenga en mente lo que le costó al autor levantar esta novela, que le llevó casi dos décadas escribir. Lo desconcertante es que la empezó poco después de terminar su monumental Ulises (1922), obra que, en sus propias palabras, lo había dejado "exhausto". Está claro que el escritor irlandés sacó fuerzas de algún lado, porque Finnegans waketiene 628 páginas, para las cuales tuvo que descartar casi 15.000.


Tiró de un leguaje inventado, a base de mezclar unidades léxicas inglesas con neologismos, y lo trufó de calambures que vuelven su compresión realmente difícil. La estructura ayuda poco: no es lineal sino, como él la calificó, "esférica", donde todo lo que se cuenta sobre la familia Earwicker y su entorno es al mismo tiempo principio y fin del relato. Los pocos que han logrado culminarla (y entenderla), como el escritor Anthony Burgess, afirman que se han "partido de risa en cada página". Felicidades, señor Burgess.


Fuente bibliográfica
MEYER, LUISPAÍS, E.E., 2017. Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminar. EL PAÍS [en línea]. [Consulta: 21 marzo 2017]. Disponible en: http://elpais.com/elpais/2017/01/20/icon/1484939147_794976.html. 
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