13 mar 2012

La limpieza de los libros. (Humor)


¿Por qué cuando paso por delante de mis librerías oigo voces de ultratumba que proceden de mis ajustados libros?. Pongo atención y subo la antena parabólica por si pillo cacho. Escucho murmullos... Hablan entre ellos...

-¡Eh!, el de la editorial "Colócame como puedas" -dice en tono castizo el libro que está tumbado, soportando el peso del que está sobre él-. Vete p'allá que me estás clavando el lomo en sálvase la parte.

-No puedo -le responde este jadeando-. Tengo sobre mí los de la editorial "Mejor de perfil" y no me dejan respirar.

-Callaos de una vez -interviene otro libro con voz cansada y aspecto maliciento-. Yo sufro halitosis desenfrenada debido a la humedad pero...

-Menudos quejicas estáis hechos -replica malhumorado uno de los susodichos-. Llevo aguantando polvo desde el origen de los tiempos. ¡Achís!

-¡Silencio! -grito dando una palmada e interrumpiendo semejante cotilleo-. Sois unos libros desagradecidos, con lo bien que yo os cuido y vosotros hablando a mis espaldas. ¿Queréis que os haga una limpieza profunda?.

-¡Sí, sí por favor! -gritan todos al unísono.

-De acuerdo. Necesito concentración...
... Cierro los ojos y una suave música ambiental me relaja... Activo mi powerhouse, inhalo por la nariz y... exhalo entrando en trance...

... El Espíritu de la Limpieza posee mi cuerpo y millones de descargas eléctricas recorren mi brazo que, bayeta en mano, pule, limpia y da esplendor a lo Karate Kid. El vicio es mi mayor aliado y tener una memoria de elefante es fundamental para volver a colocar los libros en la misma posición en la que se encontraban... Porque encajar los libros en nuestras librerías, es como tratar de hacer el cubo de Rubik. Si la memoria falla, la hecatombe estará asegurada. Por supuesto, no me dejo atrás la limpieza de las estanterías. Esos pequeños hogares que constituyen el suelo y el cielo de nuestros libros y que, suspiran aliviados, al librarse del peso que les asfixia. Descansen en paz.
 
Cuando termino, me inclino ante mis libros y una gran ovación me toca el alma... La emoción hace que las lágrimas broten sobre mi rostro empapando mis agujetas... Tengo agujetas hasta en el paladar, pero ha merecido la pena. Los libros se quedan tan contentos y, a cambio, ellos lo agradecen regalándome un sinfín de bellas historias con las que soñar y unos músculos que ni los del Muñeco Michelín... En realidad, es mi deporte favorito.

Comprendo la dificultad y el esfuerzo que ocasiona estos menesteres pero, si no os gusta limpiar vuestros libros, siempre los podréis llevar a la superlimpieza "No puedo con tus libros" porque por la limpieza de cada tres libros, te cobran la limpieza de dos. Al final, al dueño no le trae a cuenta. Jejejeje... Una opción casera, muy rápida y eficaz, sería encañonar a todos los libros de una vez con la aspiradora cual soldados a punto de desertar en plena batalla campal. De esta manera, no tienen escapatoria alguna. Os lo digo yo por experiencia.

Mis queridas amigas, estas tareas requieren un sistema de entrenamiento físico y mental basado en la concentración, el aislamiento, la precisión de movimientos, flexibilidad, fluidez, control -porque la mente y el cuerpo son indivisibles- y por último, rutina para adaptar esta labor a nuestra forma de vida.

Y digo yo, hijas mías, ¿qué trabajo nos cuesta limpiar nuestros numerosos libros? Es peor pensarlo que hacerlo. ¡Ánimo chicas!.
Carpe diem.

¿Te gusta limpiar tus libros? ¿Con qué frecuencia lo haces? ¿Cómo y con qué los limpias?

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